Tratamiento Global

El tratamiento de la esquizofrenia debe abordarse de modo global por una triple vía:

1. Terapia farmacológica

actúa sobre el desequilibrio bioquímico

2. Orientación a la familia

intenta reducir la tensión y el estrés

3. Rehabilitación Psicosocial

situa al paciente en la vida cotidiana.

Terapia farmacológica

Actúa sobre el desequilibrio bioquímico para evitar recividas y el deterioro.

Orientación a la familia

Consiste en grupos psicoeducativos orientados a la familia, tienen como objetivo básico informarle sobre el alcance de la enfermedad, el tratamiento, la adecuación del comportamiento de la familia frente a situaciones puntuales de la enfermedad.

Tratamiento Psicosocial

La esquizofrenia afecta en muchos aspectos la vida social del paciente, sus recursos para resolver problemas de la vida cotidiana, sus posibilidades para encontrar un trabajo, etc.

Por estas razones, es básico ayudar a la persona a encontrar nuevas vías de desarrollo personal para reducir a corto plazo el menoscabo de las habilidades, para restablecer relaciones personales y para prevenir discapacidades.

El tratamiento psicosocial para personas esquizofrénicas abarca diversas medidas, que van desde la prevención de recaídas, la recuperación de capacidades o habilidades perdidas con el curso de la enfermedad, pasando por la mejora en la competencia social, la reinserción laboral, crear redes de apoyo social, hasta el apoyo familia.

Para obtener estos objetivos se implementan diferentes tipos de actividades terapéuticas, entre las que se pueden mencionar:

Grupos

El trabajo grupal es una herramienta que facilita el intercambio y el conocimiento entre personas que sufren o han sufrido situaciones similares; este tipo de interacción es muy enriquecedora pues permite compartir experiencias, establecer vínculos de amistad, analizar las habilidades concretas de los pacientes en situación real, aprender habilidades, etc.

Orientación o Terapia Individual.

La psicoterapia consiste en intervenciones planificadas y estructuradas con las que se pretende influir en el comportamiento, el estado de ánimo y las pautas emocionales de reacción a diferentes estímulos a través de medios psicológicos verbales y no verbales” (O.M.S., 2001).

La psicoterapia no comprende el uso de medios bioquímicos ni biológicos, va dirigida al enfoque directo de los problemas identificados por los pacientes.

Toda persona con dificultades necesita un espacio individual que le permita exponer sus problemas e inquietudes para obtener el apoyo y el consejo necesarios para resolver sus conflictos de forma privada y confidencial. Esta orientación debe iniciarse precozmente, apenas el estado del paciente lo permita.

Es importante que el paciente disponga de un profesional que actúe como persona de referencia, ya que en muchos casos es básico para mantener el tratamiento.

El Tratamiento Cognitivo Conductual aplicado a síntomas concretos o el entrenamiento en habilidades sociales, se presentan como estrategias muy prometedoras en el tratamiento de la esquizofrenia, ya que pueden tener un impacto beneficioso sobre el curso del trastorno y la calidad de vida de estos pacientes, contribuyendo notablemente a reducir las tasas de recaídas y de hospitalización (Vallejo Ruiloba, 2000; Bousoño, et. al., 2005).

Las intervenciones cognitivo conductuales se encaminan a modificar las pautas de pensamiento y la conducta mediante la práctica de nuevas maneras de pensar y actuar (O.M.S., 2001), consisten en ayudar al paciente a reetiquetar, redescribir o cambiar las creencias sobre la naturaleza de sus experiencias psicóticas. La experiencia subjetiva de la persona, tanto de la psicosis como de su entorno emocional, es el centro de atención (Bousoño, et. al., 2005).

Orientación y reinserción laboral.

Existe una estrecha relación entre los trastornos mentales severos, entre ellos la esquizofrenia, y las tasas muy bajas de empleo. Las principales causas a las que se ha atribuido esta falta de ocupación han sido las alteraciones neuropsicológicas y sus déficits cognitivos, la sintomatología negativa, los efectos de los psicofármacos y los déficits de las habilidades sociales.

La orientación actual de los programas de rehabilitación laboral promueve la rápida inclusión del paciente en el contexto laboral real y el entrenamiento “in situ”, con un apoyo posterior, y no limitado en el tiempo. Es necesaria la realización de planes a medida, entrenando las habilidades específicas y requiere la coordinación entre el equipo rehabilitador y el staff de los servicios que proporcionan empleo (Bousoño et al., 2005).